Escena III
Candela no estaba si lo que
estaba viviendo en ese momento era obra de su imaginación o si el contacto con
su piel era real. Era lo que durante tanto tiempo había estado esperando, el
encuentro con su Lucifer. Lo miraba fijamente a los ojos sin poder creerlo aún,
deseando que si fuera un sueño nadie la despertara porque era el más hermoso.
Sentí su corazón dar pequeño latidos que cada segundo que pasaban se aceleraban
más. Aquel ser de quien llevaba su nombre tatuado en la espalda estaba parado
frente a ella, acariciando sus cálidas mejillas con demasiada ternura.
Mirándola con aquellos ojos intimidantes dónde solo se reflejaba el deseo.
-
Parece que estás muy sorprendida de volver a
verme o es que este encuentro no es grato para ti – dijo Lucifer alejándose de
ella lentamente – ya que te he dejado sin palabras debo suponer que no quieres
verme, no te preocupes… yo lo entiendo y me iré
-
Espera Lucifer – dijo ella al ver que se alejaba
– no es eso, es solo que en mis sueños más preciados he esperado tener un
encuentro contigo y ahora estás parado frente
a mí – aquello que dijo confirmaba lo que Lucifer ya sabía – no puedo
creer lo que esta pasando – el regresó hasta ella y la volvió a tomar del
rostro - ¿enserio estás aquí? Dime que esto no es uno de esos bellos sueños
-
Claro que no lo es mi pequeña – estaba claro que
este demonio solo estaba fingiendo para cumplir con su propósito – desde aquella
tarde he deseado demasiado volver a ver tus hermosos ojos verdes, te he deseado
desde aquel momento pero no me atrevía a acercarme a ti porque eras solo una
niña – aquella mirada lujuriosa la tenía atrapada
Todo estaba a su favor aquella
noche. Tenía completamente encadenada a la muchacha. Lo mejor para él era que
en ese momento su deseado protector no estaba con ella.
-
Mírame – dijo Candela con una voz sensual – ya no
soy una niña, ahora soy una mujer y desde los seis años he deseado ser tu mujer
-
¿No te interesa lo que yo sea? – preguntó él
siendo muy directo
-
No me interesa que seas un demonio, si para
besar tus labios debo pisar el infierno, entonces tómame y ardamos juntos en el
infierno – esas eran exactamente las palabras que Lucifer quería escuchar – no me
importa condenar mi alma siempre y cuando te tenga a mi lado
En otra parte de Praga estaba
Miguel. Él no lo sabía aún pero guardaba una fuerte conexión con Candela. En
ese momento presintió que algo malo la acorralaba. Sintió como si el momento
había llegado. Dejo de hacer lo que estaba haciendo para ir corriendo por ella.
Aquella tarde de setiembre no
fue simple coincidencia que Miguel, Lucifer y Candela estuvieran en ese mismo
lugar los tres y a la misma hora. Si bien era cierto que el ángel tardó en
llegar, por alguna extraña razón él sabía que debía de estar aquel día ahí.
Siempre se preguntaba cómo es que dio con el lugar pero no le importaba mucho
porque el haber conocido a esa ternurita fue como un regalo divino de Dios.
Aquella extraña sensación lo
llevó al mismo lugar en esa noche lluviosa. Sus ojos miraban con horror como
Lucifer tomaba con sus asquerosas manos a su tesoro y ella como no despegaba la
mirada de él.
-
¿Qué quieres esta vez? – le preguntó Miguel
acercándose a ellos - ¿acaso no te quedó clara mi advertencia de que te
alejaras de ella?
-
Miguel – Candela estaba muy sorprendida, no lo
había visto desde esa tarde en la que él la dejo en su casa - ¿Qué haces aquí?
-
Te dije que te protegería y aquí estoy
cumpliendo mi promesa – Miguel solo la contemplaba con aquellos ojos celestes
esperando a que ella se alejara de Lucifer – no deberías relacionarte con este
demonio, es peligroso y sus intenciones contigo no son buenas… vamos Candela,
vámonos a casa – le extendió la mano esperando a que ella la tomara
Lucifer sintió la duda que
Miguel había sembrado en el ella y usó su mejor táctica para hacerla desistir.
La abrazó por la espalda y le susurró al oído con la intención de manejar sus
pensamiento.
-
Él miente Candela, tú sabes cuánto hemos deseado
este momento, este rencuentro – le susurraba el demonio – tú sabes lo especial
que eres para mí. Miguel solo está celoso porque no puede tener lo que nosotros
tenemos, esta relación especial
-
¿enserio me quieres? – preguntó ella inocente
hablándole muy bajito
-
Claro que sí preciosa, te quiero tanto o quizás
más que tú… no dejes que ese ángel nos separe, él solo quiere que seas infeliz,
no tomes su mano o te convencerá de lo contrario y te alejará de mi lado
-
¡Lucifer suéltala ya! – gritó MIGUEL furioso de
ver como el demonio tocaba a su tesoro – déjala en paz… Vamos Candela, toma mi
mano
Miguel estaba consiguiendo lo
que quería. Candela sabía que Lucifer no poseía corazón, no tenía sentimientos
pero aun así eso no le importaba demasiado. Su ángel guardián estaba
consiguiendo hacer que se arrepintiera. Pero entonces Lucifer la aferró con
fuerza a su cuerpo y empezó a besar el cuello de candela. En ese momento ella
olvidó las palabras del ángel, se sentía deseada. Era como si cada beso, como
si los labios de Lucifer lanzaran un veneno que la ataban más a él.
-
Esto es algo que tú jamás podrás hacer Miguel,
dime… ¿qué se siente verme tocar a tu tesoro? – le preguntó Lucifer haciendo
que Miguel se quedara tonto al verlo – ¿Qué se siente que Candela me desee a mí
y no a ti?
Miguel se le lanzó encima a
Lucifer y candela cayó a un costado. El demonio empezó a reír como un loco.
-
Dime insignificante ángel… dime lo que se siente
– decía con una sonrisa maléfica – sabes muy bien que no puedes alejarme de
ella, Candela no te lo permitirá
Candela no hacía absolutamente
nada, solo se les quedaba observando fijamente. Viendo la maldad en los ojos
amarillos de Lucifer y la rabia en los de Miguel. Lucifer lanzó contra el suelo
a Miguel e iba atacarlo hasta que Candela gritó…
-
Basta – ambos voltearon a verla – no peleen más
- Lucifer se paró frente a ella.
-
Es una lástima que ahora este ángel te importe
más que yo – le dio un beso en la mejilla – es una verdadera lastima, adiós
preciosa – se alejó lentamente de ella y desapareció
COMENTE *-*
Espero que les haya gustado el Capítulo y aquí les dejo los dos primeros para que se pongan al día los
que no la han leído:
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