No quería alejarme de ella
pero… sus ojos, sus preciosos ojos me revelaban la tristeza que sentía al tener
que separarla de mi lado para siempre. Lo hacía por ella… por mi dulce
Caroline. El amor de mi vida y la única con quien quiere compartir mi inmortalidad.
Me la arrebataban cuando era lo único que me interesaba para vivir.
-
Shia no pienso dejarte… si te matan, entonces
que nos maten a ambos – la tomé entre mis brazos y con un dulce beso sellé
nuestra despedida – además tú eres muy poderoso
-
Mi dulce Caroline… hace días que no he bebido
sangre de algún mortal… me encuentro sin fuerzas y no podré defenderte por eso
te ruego que huyas, vete muy lejos de aquí. Cuando yo esté a salvo prometo que
regresaré por
-
Pero Shia…
-
Ya viste lo que le hicieron a mis hermanos, no
quiero que tú corras con la misma suerte. Mi amada, mi tesoro más preciado.
Ellos quieren acabar con mi legado y harán de todo para encontrarme por eso
debes ocultarte muy lejos de aquí, dónde nadie pueda encontrarte mi amada
Vi como las lágrimas caían por
sus mejillas en el momento en el que pronuncié las palabras TE AMO. Rocé mis
helados dedos blancos por sus pálidas mejillas para secar sus lágrimas.
Nuestros labios se volvieron a unir en otro hermoso beso de amor. Decía que los
vampiros nos poseíamos corazón alguno pero sabíamos sobre el amor y ella era mi
amor.
-
Mi frágil
Caroline, mi amor… debes irte ya – dije con la voz entrecortada pero debía de
ser fuerte por ella, por mí mismo y por nuestro amor –debes irte ahora, antes
de que nos encuentren juntos, no quiero que Georg ni los demás te hagan daño…
por favor, déjame aquí
-
No Shia… no quiero dejarte nunca
-
Pero debes hacerlo… ahora ve – lentamente la fui
separando de mis brazos que la tenían prisionera porque no querían soltarla
jamás. Solo quería estar a su lado para siempre, desde ahora – prométeme que me
amarás siempre
-
Siempre amor – ahora tomé su mano con fuerza y
la besé
-
siempre te pertenecí cariño y siempre seré tuyo
-
Lo sé y yo siempre te amaré a pesar de que nos
distanciemos
-
No pierdas de vista el horizonte… aunque estemos
separados el uno del otro, yo siempre permaneceré en tus pensamientos
-
¿Esto no acaba aquí verdad?
-
Claro que no… esto es solo el comienzo mi
hermosa inmortal
Lentamente nos fuimos alejando
el uno del otro y nuestras manos aún hacían contacto. Lentamente fui soltándola
hasta que finalmente lo hice y mis ojos la miraron por última vez. Ella se
subió a su hermoso caballo del pelaje negro y huyó en contra del viento.
No podía permanecer ningún
momento más aquí pero estaba débil y debía alimentarme. Debía de ir a cazar
pero entonces escuché sus voces, podía olerlo. Ellos estaban detrás de mí y
solo debía de correr por mi vida. Debía de planear algo, algo ingenioso. No
tenía fuerzas para huir, me sentía débil. En ese momento vi a ese hermoso
mortal desde su ventana. Me metí sin hacer ruido y…
(Caroline)
-
Caroline – escuche llamarme – querida Caroline,
nosotras te ayudaremos a escapar – dijo Katherine – mi hermana y yo hemos
llevado a mi señor a un lugar solitario y seguro
-
¿Dónde está Shia? – pregunté manteniendo mi
postura a la defensiva - ¿Qué le han hecho?
-
Nada mi señora – de pronto Arisa se asomó por el
hombro de su hermana menor – Nuestro señor está a salvo y esperando por usted
para que huyan juntos
-
debemos irnos antes de que Georg los encuentre,
mi señora
Confiaba plenamente en Arisa
pero Katherine no. Ella siempre había estado enamorada de Shia, lo que me
convertía en su principal enemiga. Además, Shia me aseguró que no debía de
confiar en nadie de los que vivían en el palacio, solo en Demetri.
-
Nosotras la llevaremos con nuestro Señor
-
No iré a ningún lado con ustedes
Di media vuelta y empecé a
correr por mi vida. Debía de encontrar a Shia antes que ellos. Me moriría si
algo le pasaba a mi amado.
De pronto Arisa y Katherine ya
estaban a mi altura. Ambas se lanzaron contra mí pero yo aceleré el paso y
chocaron entre ellas. Se levantaron del suelo rápidamente y volvieron a
seguirme. En ese momento un enorme lobo se paró frente a mí, era Taylor. Ambos
nos observamos y él al notar el miedo en mi mirada se paró frente a mí,
protegiéndome de Katherine y Arisa.
-
No te metas en esto asqueroso perro – le gritó
aquella inmortal
Taylor era un licántropo, lo
que lo convertía en nuestro principal enemigo pero el siempre mostró apatía
hacia mí, no porque le gustara sino porque una vez le salve la vida. Él no lo
olvidaría jamás y ahora me estaba devolviendo el favor.
-
aléjate
de ella
Taylor rugió y se lanzó contra
ella pero en ese momento otro vampiro se apareció por su izquierda y lo lanzó
contra el suelo. Debía de ayudarlo, él no podía contra tres vampiros solo. Me
estaba acercando a ellos pero entonces sentí que alguien me tomó del cuello con
fuerza.
-
Mi señora
no quiero lastimarla pero debo saber dónde está mi señor Shia – esa voz la
reconocía muy bien, le pertenecía a Jaden
-
les juro que si le hicieron algo voy a matarlos
– le grité pero el solo se limitó a reír – no dejaré que le hagan daño… todos
ustedes son unos hipócritas
-
¡Mátala
de una buena vez!
-
¡Hermana!
-
si no lo haces tú, yo desearía hacerlo. Hace
tiempo que quiero deshacerme de ella
-
Todo a su tiempo… primero nuestra señora debe
decirnos dónde encontrar a Shia
Taylor trataba de zafarse pero
ahora Georg también lo sostenía junto con Arisa por lo que no tenía como escapar.
-
¡Suelten a Taylor! Él no tiene nada que ver en esto – a pesar
del largo pelaje que tenía en su rostro pude ver como sus ojos se abrieron como
dos platos de la sorpresa
-
parece que mi señora tiene algo con este perro…
¿ya lo sabe Shia?
-
Cómo puedes llamarte su mejor amigo… tú, no lo
creí de ti Georg
-
tengo
ciertos asuntos pendientes con mi mejor amigo
-
Suéltalo
-
no
entiendo como mi señora puede tener un relación amical con este perro si los
licántropos son nuestros enemigos
-
deja de decir idioteces, imbécil
-
siempre
rompiendo las reglas mi señora… ahora si díganos dónde está Shia
-
No te
diré porque no lo sé y si lo supiera tampoco te lo diría
(Taylor)
-
No te diré porque no lo sé y si lo supiera
tampoco te lo diría – dijo furiosa la fría
Le debía una, así que era mi
turno de salvarle la vida. Trataba de liberarme pero los tres vampiros me
tenían sujeto. Según el pacto ni ellos ni yo podíamos atacarnos o matarnos pero
no entendía por qué querían matar a una de los suyos.
-
Pues entonces morirás – rugí y aquel vampiro la
tomó de la cabeza y se la dobló. EL cuerpo de la fría cayó al suelo y la
quemaron. En ese momento me soltaron y se fueron. Yo traté de apagar el fuego
pero ya era demasiado tarde, no quedaba nada de ella, solo su cuerpo
carbonizado. Mis intentos por salvarla habían sido inútiles. Volví a mi forma
humana, la tomé entre mis brazos y la enterré cerca del bosque.